Ayer te vi.
Recordé aquellos años. No son recuerdos nítidos, pero ahí están.
No recuerdo el día que os conocí. Para mí siempre habéis estado ahí, al otro lado de la vía esperándome para jugar.
Recuerdo que nos subíamos al carro de vuestro abuelo para fingir que lo conducíamos. Siempre había baches. Recuerdo que nos colábamos debajo de aquel sauce llorón a jugar, o nos acercábamos al pozo de detrás de la casa, que era una trampa mortal o la guarida de los malos. Recuerdo que nos subíamos a jugar a "los rollos negros" y que siempre nos echaban la bronca por ello.
Recuerdo que teníais un perro enorme y precioso, algo nervioso, cuya confianza acabé ganándome. Recuerdo que nos sentábamos sobre su caseta. Recuerdo que al menos una vez tuvisteis un montón de gatitos en la cuadra y quisisteis regalarme uno, pero por desgracia no me dejaron.
Recuerdo que nunca llamaba al timbre. Sólo me cruzaban -con el tiempo ya cruzaba yo sola- y gritaba vuestros nombres, y vosotros ya salíais.
Recuerdo jugar al escondite, a ir a dar tiros y a ser algo así como ninjas o superhéroes. O ambas cosas. De eso no estoy segura (pero recuerdo dar volteretas).
Recuerdo que me enseñábais vuestros Playmobil. Que si los castillos, que si aquel templo (por llamarlo de alguna manera) en el que había serpiente y una copa de cristal.
Recuerdo que jugábamos a Tarzán en la play y que me dejásteis el juego para poder llevarlo a casa y pasármelo.
Recuerdo mis/tus confidencias con mi/tu prima. Recuerdo que tu primo, tu prima y tu hermano nos encerraban en el garaje y nos decían aquello de "no salís de aquí hasta que os deis un beso".
Le recuerdo a él. Mucho.
Recuerdo enfadarme contigo por decir palabrotas.
Recuerdo haberte visto ayer y recordar todo esto. Y tú sonriendo mientras decías "¡cuánto tiempo!".
Es verdad. Cuánto tiempo.
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