domingo, 30 de agosto de 2009

Debilidad

"En los momentos de debilidad no queremos a nadie cerca. Y si es irremediable, debe ser alguien de confianza. Alguien con quien no nos dé tanta vergüenza."

No sé dónde lo escuché, o leí, si es de alguien famoso o un consejo personal de algún buen amigo. El caso es que creo que es una gran verdad.

Cuando era pequeña, Mamá o Papá podían solucionar cualquier cosa. Si había problemas, iba corriendo hasta ellos y les pedía ayuda. Y ellos la prestaban con una sonrisa y hacían que el mundo volviera a ser perfecto.

Con el tiempo, las cosas cambian... no, la gente cambia. Cambia muchísimo. Algunos siguen recurriendo a los padres, otros se sinceran con sus amigos y otros se esconden del mundo.

Yo soy de los últimos. Me oculto para que nadie vea lo débil que puedo llegar a ser. Me da terror y prefiero esconderme para llorar que llorar en el hombro de alguien. Después de todo, lo mejor que le puedes regalar a alguien es una sonrisa y yo lo intento hacer.

Argh, qué mal me sientan las despedidas u.u

2 comentarios:

B dijo...

Sea quien fuere el que diese ese consejo, es una gran verdad. Y como tú, yo soy del tercer tipo de persona, de los que prefieren callárselo xD, para disgusto de algunos de mis amigos xD. Y creo que no está demás decirte que puedes contar conmigo cuando quieras y para lo que quieras, da igual que sea desde Islandia. Las despedidas son horribles, y encima yo las paso llorando ;___;. Muchos besos, te quiero Titiii

David dijo...

Lo cierto es que el hecho de que mamá lo pudiera solucionar todo era una gran ventaja.
¿Quié no odia las despedidas?
Besos Miss Papus (k)